
Así como existe el cine bélico podríamos catalogar El Vuelo del Intruder como literatura bélica. El protagonista es el piloto naval Jake Grafton y se desarrolla en el ficticio portaviones USS Shiloh apostado en Vietnam del Norte.
La historia atrapa desde el inicio. Es como si uno viviera las operaciones nocturnas y las descargas de adrenalina producidas por la potencia de la nave, el peligro de ser derribados o alcanzados por fuego enemigo y las dificultades propias de la aviación naval.
La trama se va desarrollando en medio de vertiginosas misiones que se entrelazan con el ambiente de guerra, el miedo a fallar, los conflictos morales y un increíble temple y arrojo para cumplir con el deber. El volar se convierte en el escape y a la vez en el causante del desgaste como una droga en el adicto.

«El volar es como una jodida droga a la que últimamente he dedicado mi vida; pasada la euforia inicial, la realidad es un asco».
La descripción de la guerra es realista y no trata de disimular su horror. Es por ello mismo que resaltan los actos de coraje, heroísmo y nobleza en situaciones tan difíciles. Es una emocionante forma de entender las limitaciones técnicas de la aviación de la época y de conocer la rutina dentro de estas enormes naves.
«¿Qué se debía sentir allí abajo? Estar acurrucado detrás de uno de aquellos árboles, quizá cavando con frenesí un precario refugio para protegerse de aquel torrente de muerte que llovía del cielo. El piloto deslizó los dedos por debajo del visor del casco de combate, y se secó el sudor que le caía sobre los ojos».
El Vuelo del Intruder
Es una obra que sin duda disfrutarán mucho. El libro ha inspirado una película con el mismo nombre Flight of the Intruder (1991) considerada un clásico del cine bélico así como a un videojuego.